Fotografía de producto
El texto, con el que iniciamos este blog, no pretende solamente definir la fotografía de producto sino, más bien, compartir una visión que he ido construyendo a lo largo de varios años de producir imágenes en esta forma de comunicación visual.
Retratar un objeto es un reto muy interesante, ya que solo tiene una expresión. Un objeto, a diferencia de una persona o animal, tiene una forma única, que no cambia; lo que lo hace cambiar es cómo lo observamos, cómo lo iluminamos o lo encuadramos, y al final, como lo retratamos. Es ahí donde la creatividad y las muchas técnicas fotográficas se convierten en las herramientas esenciales para que un producto proyecte una personalidad que sea atractiva y que genere el deseo de poseerlo.
Se dice que la fotografía de producto se orienta a vender, pero esta es apenas una faceta. Cuando documentamos objetos con fines periodísticos, educativos o de acervo artístico, hacemos fotografía de producto, pero no con el fin de conseguir un ingreso económico de manera directa, sino de servir de apoyo en la comunicación en donde se colocarán. En resumen: si bien toda foto tiene un objetivo de comunicación, no todas persiguen un ingreso monetario inmediato.
Entonces ¿qué es la fotografía de producto? Se puede definir como la captura visual de un objeto o grupo de objetos que tiene como función principal representar sus características físicas y, a partir de una composición más elaborada, reflejar la personalidad que se le atribuye al producto que estamos retratando. Así, cualquier objeto que sea el centro de atención en el motivo a fotografiar se convierte en la estrella de la sesión; solo importa él, y esto es lo que lleva a evitar distractores en el encuadre.
¿Y qué podemos fotografiar?
Fácil: ¡todo! Si lo podemos ver, es fotografiable, siempre que sea un objeto, es decir, que no sea humano; así de simple. Claro que también se pueden incluir personas en una toma de producto, pero el protagonista debe ser siempre el objeto material. Tomemos el caso de la ropa, un producto que difícilmente se puede fotografiar sin personas, porque es importante mostrar cómo luce puesto. Al adquirir ropa, generalmente nos la probamos para comprobar que nos quede bien; lo mismo sucede con cualquier prenda: es más sencillo representar el uso de la ropa en un cuerpo que colgada en un gancho.
¿Existen especializaciones? Claro que sí. Es tan vasto el universo de objetos que la sociedad crea, y tantas las técnicas y los desafíos de la comunicación que la fotografía de producto se ha dividido en géneros; entre los más importantes están: gastronómico, bebidas, industrial, moda y juguetes, y al interior de cada uno de ellos existen subdivisiones.
- Gastronomía
- Alta cocina
- Fast food
- Botanas y dulces
- Helados
- Bebidas
- Cervezas
- Vinos
- Refrescantes
- Energéticas
- Infantiles
- Industrial
- Herramientas
- Maquinaria
- Vehículos
- Equipo médico
- Moda
- Alta costura
- Formal
- Casual
- Deportiva
- Infantil
- Zapatos
- Juguetes
- Por edad
- Rígidos
- Articulados
- Montables
- Electrónicos
- Colección
La lista anterior es apenas una propuesta sencilla para ejemplificar la amplitud de cada género y categoría, y cómo es que se pueden hacer tantas listas como objetos queramos considerar. Esta enumeración pretende dejar claro un punto: hacer fotografía de producto no es solo poner un objeto delante de la cámara y hacer clic. Va mucho más allá; implica entender en qué tipo de comunicación debemos escribir visualmente la descripción del objeto a representar en cada fotografía y con eso hacer que la imagen en verdad detone un deseo por parte de nuestra audiencia.
Estilos visuales como formas de comunicar
Antes de iniciar una sesión fotográfica siempre debemos tener claro: ¿qué quiero decir? Sin la respuesta a esta pregunta clave no será posible crear una fotografía exitosa, o una serie de fotos que nos sirva como herramienta de comunicación y venta.
Al tener claro qué es lo que voy a comunicar con una imagen, lo que debo resolver es cómo expresarlo, es decir, el tono de voz de mi mensaje. No es lo mismo decir: ¡Adiós! De manera alegre y casual, que con una actitud de enojo y en volumen muy alto. La primera nos remite a una despedida cariñosa, mientras que la segunda evoca el rompimiento, abrupto y violento, de una discusión. Pues así es como podemos entender al estilo fotográfico: no se trata solamente de tener algo para comunicar; el tono es muy importante. En muchos casos, incluso, es lo más importante, ya que ahí es donde reside el elemento diferenciador con la competencia. Por ejemplo: no es lo mismo retratar un pastel con un fondo blanco (Fotografía 8), que con uno de color, madera o cemento; el pastel solo o con elementos que narren qué ingredientes contiene (Fotografía 9). Decidir esta composición de imagen es vital para poder crear un esquema de iluminación y de producción de imágenes. Lo anterior se podría resumir en que los estilos visuales son el tono de voz de nuestra imagen y pueden dividirse en dos grandes vertientes:
- Catálogo. El objeto está aislado, el fondo no tiene otros objetos que compitan por la atención del usuario. Normalmente es fondo de un solo color o degradado; en algunos casos puede contener objetos geométricos, pero del mismo color del fondo. La idea central es mostrar al producto solo y de manera aspiracional. El tipo de postproducción normalmente es “comercial”, es decir, colores lo más fieles posible (Fotografía 10).
- Editorial. El objeto está inserto en una escena que pretende ser casual, como si de fotograma de película se tratara. En este estilo la herramienta esencial es la narrativa (storytelling) que permita mostrar al producto en su ambiente ideal de uso y aplicación. Lograr esto dependerá del brief, es decir, el tipo de historia a contar. En este tipo de fotos es sencillo perderse entre la saturación de objetos que acompañen a nuestro protagonista y los efectos visuales, que no deberán ser más interesantes que el producto en sí. Hay que saber equilibrar los recursos y no restar importancia al objeto. El tipo de postproducción es sumamente variado, y debe estar en la misma línea de comunicación de todo el discurso visual planteado desde el inicio de la sesión fotográfica (Fotografía 11).
Conclusión
La fotografía de producto es aquella que busca representar a un objeto en su máximo potencial. Para lograrla es necesario tener amplios conocimientos del uso de equipo fotográfico, iluminación y digital, además de conocer temas de comunicación, mercadotecnia y administración. En muchos casos, como la comida, intervienen también temas legales que definen los elementos rectores a tomar en cuenta antes de hacer un clic y pensar que se ha logrado una buena toma.
Ya para finalizar: este texto es solo una introducción a la fotografía comercial que desarrollo en Alkimia. En publicaciones posteriores iré abordando temas técnicos y conceptuales que uso en mi labor diaria.
¡Saludos!